Programa Actualización Científica sin Exclusiones (ACisE)

Informes comentados


MI.gif Medicina Interna MI.gif
 
Informe
Autor del informe original
G Paré
Institución: McMaster University,
Hamilton Canadá

Niveles Plasmáticos de ECA2 y Riesgo de Mortalidad o Enfermedad Cardiometabólica
El presente análisis epidemiológico a gran escala, con participantes de 14 países con distinto origen étnico, seguidos durante 9.4 años en promedio, confirma que los niveles aumentados de enzima convertidora de angiotensina 2 en plasma se asocian fuertemente con riesgo incrementado de mortalidad, enfermedad cardiovascular y diabetes.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/164960


Comentario
Autor del comentario
María Agustina Miragaya 
Instituto Médico Río Cuarto, Río Cuarto, Argentina


El mecanismo de acción de la ECA y sus efectos neuro humorales sobre la regulación cardiovascular ya son conocidos, como así también, el bloqueo de esta enzima con fines terapéuticos en hipertensión arterial e insuficiencia cardíaca. Sin embargo, el estudio PURE, publicado por The Lancet, nos aporta una nueva utilidad de esta enzima, a través del dosaje sérico de la misma. Los autores comprobaron que los niveles de ECA son un predictor de muerte cardiovascular, infarto, ACV, diabetes y muerte por todas las causas, independiente de los factores de riesgo clásico tales como el tabaquismo, obesidad, dislipemia, hipertensión arterial, etc. La solidez del artículo está basada en que fue un estudio prospectivo, de 9.4 años de seguimiento, que involucró a 27 países, con
un amplio rango etario y de condiciones subclínicas, lo que hacen que los resultados obtenidos sean aplicables a toda la población. Tuvieron en cuenta, además, que las mínimas diferencias de dosaje de ECA obtenidas en la población asiática, tenían relación con su índice de masa corporal y no estaba influido por otras variables. Realizaron además un subanálisis, en el que demostraron que el consumo de fármacos inhibidores de la ECA, bloqueadores del receptor de la ECA, como así también betabloquenates y antagonistas cálcicos, muy frecuentemente utilizados en los pacientes cardiópatas, no influye en el resultado del dosajesérico de esta enzima; todos estos puntos, se convierten las fortalezas de este estudio.
A pesar de ser un estudio de más de 9 años de seguimiento, en el contexto de la pandemia que estamos atravesando, estudiaron la relación de la ECA con el SARS-CoV-2, ratificando que esta enzima facilita la entrada viral a las células; pero frente a las dudas sobre si se requiere o no suspender los antihipertensivos como los i ECA y los ARA2, concluyeron que no es necesario alterar los esquemas terapéuticos habituales de estos pacientes; a pesar de que son necesarios más ensayos clínicos para corroborarlo.
Si bien ya es conocida la importancia de esta enzima tanto a nivel fisiológico como terapéutico en personas con enfermedad cardiovascular, ahora se le agrega una nueva utilidad, que es el valor pronostico, como predictor independiente, de diabetes, infarto, ACV y mortalidad, lo que derivará posiblemente, en la incorporación del dosaje sérico de la ECA en los laboratorios de análisis rutinarios de nuestros pacientes, es pos de prevenir enfermedades cardiovasculares (que son la principal causa de mortalidad en el mundo) y mejorar las acciones terapéuticas dirigidas a evitar que estas enfermedades continúen progresando. A pesar de tener un futuro prometedor, no debemos olvidar la relación costo-beneficio de utilizar este método, según el medio en el que desarrollamos nuestra profesión.
Copyright © SIIC, 2021

Palabras Clave
niveles plasmáticos de ECA2, riesgo de mortalidad, enfermedad cardiometabólica
Especialidades
C.gif   MI.gif         AP.gif   Bq.gif   DB.gif   DL.gif   EdM.gif   EM.gif   Ep.gif   Ge.gif   I.gif   MF.gif   
Informe
Autor del informe original
L Townsend
Institución: St James’s Hospital,
Dublin Irlanda

Fatiga Persistente luego de la Infección por SARS-CoV-2
Los resultados del presente estudio sugieren una prevalencia alta de fatiga posviral, en pacientes con infección por coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave, luego de la fase aguda de la enfermedad. En el estudio, más de la mitad de los pacientes refirió fatiga persistente (52.3%), a una mediana de 10 semanas después de los síntomas iniciales de COVID-19. La fatiga sería independiente de la gravedad inicial de la enfermedad.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/165067


Comentario
Autor del comentario
María Luz Gunturiz Albarracín 
Instituto Nacional de Salud, Colombia


Ha sido descrito que los síntomas más comunes de la COVID-19 son la fiebre, los problemas respiratorios, la cefalea, el dolor muscular, la pérdida del gusto y del olfato y entre otros, la fatiga (1-4). Por su parte, se ha definido que los tiempos de incubación están entre cuatro y siete días desde que el virus accede al cuerpo, con una ventana temporal máxima de dos semanas y que luego de este tiempo, y dependiendo de la severidad de la enfermedad y las comorbilidades preexistentes, las personasen general, recuperan progresivamente sus condiciones físicas previas (5,6). Sin embargo, algunas personas muestran sintomatología persistente, especialmente relacionada con una intensa fatiga, síntoma que actualmente está generando preocupación debido al desconocimiento de sus causas, evolución y tiempo
de duración en los pacientes post-covid. Townsend L et al (1) en el articulo comentado indican que entre el 44% y el 69.6% de los pacientes con infección por SARS-CoV-2 han referido fatiga, y que la duración de esta es variable pudiendo sobrepasar los seis meses después de la recuperación de la infección por COVID-19, con lo cual, la fatiga persistente puede afectar sustancialmente la calidad de vida y el manejo clínico de estos pacientes debido en parte a la dificultad de diagnóstico y evaluación de la fatiga que tiene implícito un componente altamente subjetivo, llevando a los pacientes a sufrir de ansiedad, depresión, nerviosismo, entre otras alteraciones. Es de mencionar que la fatiga post-infección que se prolonga varios meses tras la resolución del proceso agudo de infección ocasionada por varios virus y bacterias ha sido evidenciada en el pasado, como por ejemplo, en las epidemias ocasionadas por SARS-CoV del 2003, el MERS-CoV de 2012, o por infecciones por Epstein-Barr o por influenza H1N1 (5-7).
Lo que es aún más preocupante es que la persistencia de la fatiga ha sido observada tanto en pacientes con cuadros leves como en los que tuvieron mayor severidad y dificultades y que requirieron ingresar a unidades de cuidados intensivos. También se ha publicado que es más frecuentemente en mujeres (1, 4, 5, 7, 8).
Aunque los mecanismos celulares y moleculares aun no están esclarecidos, se ha descrito que el descontrol de las respuestas inflamatorias e inmunológicas producto de los procesos infecciosos puede generar un incremento anormal de citoquinasy de ciertos factores genéticos mediadores, que podrían explicar la aparición de síntomas neurológicos de larga duración (7, 8).
En este contexto, además de todas las complicaciones derivadas del COVID-19, es imprescindible el acompañamiento de los pacientes por lo menos un año después de su recuperación, con el fin de brindar un manejo adecuado y con el fin de prevenir desenlaces depresivos o de ansiedad que además de ser de muy difícil tratamiento y curación pueden desencadenar varias alteraciones neurológicas que pueden llegar a ser mortales e incapacitantes. Copyright © SIIC, 2020 Bibliografía
Townsend L, Dyer AH, Jones K, Dunne J, Mooney A, Gaffney F, et al. Persistent Fatigue Following SARS-CoV-2 InfectionisCommon and Independent of Severity of InitialInfection. PLoS ONE 15(11): e0240784. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0240784.
Wang D, Hu B, Hu C, Zhu F, Liu X, Zhang J, et al. Clinicalcharacteristics of 138 hospitalizedpatientswith 2019 novel coronavirus–infectedpneumonia in Wuhan, China. JAMA. 2020;323(11):1061–9. pmid:32031570.
Zhu J, Ji P, Pang J, Zhong Z, Li H, He C, et al. Clinicalcharacteristics of 3,062 COVID-19 patients: a meta-analysis. J Med Virol. 2020.
Zhu J, Ji P, Pang J, Zhong Z, Li H, He C, et al. Clinicalcharacteristics of 3,062 COVID-19 patients: a meta-analysis. J Med Virol. 2020.
MateuMollá J. La fatiga como síntoma persistente tras la covid-19. Disponible en: https://theconversation.com/la-fatiga-como-sintoma-persistente-tras-la-covid-19-149196. Nov 3 de 2020. Acceso Noviembre 30 de 2020.
Infobae. Un nuevo estudio registró fatiga aplastante y daño pulmonar a largo plazo en pacientes recuperados por COVID-19. Disponible en: https://www.infobae.com/america/tendencias-america/2020/09/30/un-nuevo-estudio-registro-fatiga-aplastante-y-dano-pulmonar-a-largo-plazo-en-pacientes-recuperados-por-covid-19/. Acceso Diciembre 1 de 2020. Bansal A, Bradley A, Bishop K, Kiani-Alikhan S, Ford B. Chronic fatigue syndrome, theimmunesystem and viral infection. BrainBehavImmun. 2012;26(1):24–31. pmid:21756995 Qin C, Zhou L, Hu Z, Zhang S, Yang S, Tao Y, et al. Dysregulation of immune response in patientswith COVID-19 in Wuhan, China. ClinInfectDis. 2020. pmid:32161940 Chen G, Wu D, Guo W, Cao Y, Huang D, Wang H, et al. Clinical and immunologicalfeatures of severe and moderate coronavirus disease 2019. J ClinInvest. 2020;130(5). pmid:32217835

Palabras Clave
fatiga persistente, infección por SARS-CoV-2, gravedad inicial de la infección
Especialidades
I.gif   MI.gif         AP.gif   Bq.gif   C.gif   DL.gif   EdM.gif   Ep.gif   In.gif   MT.gif   MF.gif   R.gif   SM.gif   SP.gif   
Informe
Autor del informe original
ES Shenoy
Institución: Massachusetts General Hospital,
Boston EE.UU.

El Enmascaramiento Universal Aumentaría la Seguridad, el Bienestar y la Confianza de los Trabajadores de la Salud en los Hospitales
La mayor contribución de los protocolos de enmascaramiento universal en los hospitales sería reducir la ansiedad, más allá del papel que puedan desempeñar en la reducción de la transmisión de enfermedad por coronavirus 2019.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/163349


Comentario
Autor del comentario
María Luz Gunturiz Albarracín 
Investigadora Científica, Instituto Nacional de Salud, Instituto Nacional de Salud, Bogotá, Colombia


La pandemia por el nuevo coronavirus 2019 (COVID-19) ha generado además de muchas interrogaciones sobre el comportamiento del virus, ansiedad, miedo, incertidumbre y angustia generalizada. Todas ellas causadas por medidas sanitarias cambiantes y por exceso de información que no siempre es verdadera, pero que si ocasiona intranquilidad en la población. En las últimas semanas se ha puesto a discusión el uso de las mascarillas y han surgido varias preguntas, entre las cuales se incluyen: ¿toda la población debe usar mascarillas? ¿Es realmente necesario? ¿Protegen al que la lleva o a los que están en cercanía? ¿Hay evidencia científica sobre ello? ¿Cuáles son las mejores? ¿Son efectivas las mascarillas de tela o caseras? ¿Es bueno o malo usarlas?, entre muchas otras. Algunas de
estas preguntas fueron expuestas en el artículo de Klompas M, et al., 1 quienes recalcan que “usar una máscara fuera de las instalaciones de atención médica ofrece poca, si es que hay alguna, protección contra infecciones”, afirmaciones que generan mucho nerviosismo dentro de los empleados de la salud que están en la primera línea de atención del COVID-19 y que se extrapola a la comunidad general. En contradicción con esto y de acuerdo con la norma UNE-EN 14683:2019+AC sobre mascarillas quirúrgicas2 se ha descrito que: “Las mascarillas quirúrgicas pueden estar previstas también para que los pacientes y otras personas las lleven puestas para reducir el riesgo de propagación de infecciones, particularmente en situaciones epidémicas o pandémicas”.
Por otra parte, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) informaron recientemente que las máscaras quirúrgicas de grado inferior son “una alternativa aceptable” a las máscaras N95 a menos que los trabajadores realicen una intubación u otro procedimiento en un paciente con COVID-19 que pueda liberar un gran volumen de partículas de virus. Pero en contraposición, académicos, líderes de organizaciones sin fines de lucro y ex reguladores en el campo de la seguridad laboral dicen que el empleo de máscaras quirúrgicas, con un grado de protección mucho menor que los respiradores N95, muy seguramente favorecerá la propagación de la enfermedad entre los trabajadores de salud de primera línea, que estarían representando aproximadamente el 11% de todos los casos conocidos de COVID-19.3
Para abordar algunas de las preguntas planteadas anteriormente, en cuanto a si el uso de las mascarillas es necesaria, la respuesta es un si absoluto. Sin embargo, este uso debe ser riguroso y debe estar acompañado de otras medidas como el lavado de manos rutinario y frecuente, el distanciamiento social, las cuarentenas obligatorias para los casos positivos, el buen uso de los servicios de salud para no colapsar las salas de cuidados intensivos y el empleo racional de los elementos de protección personal por parte del mismo personal sanitario. Es de resaltar que a nivel mundial no se conoce el número total de casos y mucho menos el número de casos de personas asintomáticos, situación que hace que el uso de mascarillas sea esencial para la comunidad en general, mientras se puede disponer de vacunas o medicamentos contra el virus. Ya está bien descrito que personas mayores de 60 años así como personas con enfermedades cardiovasculares, asma, diabetes, hipertensión, entre otras, son una población que esta en riesgo de tener complicaciones o morir en caso de contraer el virus, por lo que es relevante extremar medidas para que no haya diseminación del virus en estas personas, así que el uso de mascarillas o tapabocas es imprescindible para protegerse sobretodo de potenciales asintomáticos que en general, no tienen la conciencia del daño que pueden causar por no seguir a cabalidad las recomendaciones impuestas en cada país. Por otra parte, también es de mencionar, que usar la mascarilla por usarla no tiene ningún sentido. El uso de este implemento de manera racional debe darle a la comunidad la certeza de que las mascarillas sirven para protegerse de un posible contagio y para proteger a los demás en el caso de que ser asintomáticoo positivo para COVID-19, pero no debe dar sensación de seguridad, pues es allí en que se incurre en su mal uso. El uso de las mascarillas en el contexto de la pandemia en donde aun hay desconocimiento del virus perse, de los efectos secundarios a la infección, de potenciales rebrotes, de falta de medicamentos y vacunas contra el virus, es y deberá seguir siendo una de las medidas de prevención obligatorias a nivel mundial, para que esta enfermedad no siga desbordándose y ocasionando más muertes. Lo que si es necesario es que cada país asesorado por la OMS, debe dar lineamientos claros para su empleo adecuado, y no dar la sensación que el uso de mascarillas no es adecuado, cuando hay evidencias suficientes que demuestran lo contrario. Por último, los países deben tratar de producir sus propias mascarillas para que este insumo siempre este disponible y no justificar el no uso por falta de existencias en el mercado. En resumen se debe inculcar que cada tipo de mascarilla tiene su función y diferentes grados de protección, con lo cual, se puede generar cultura de su buen uso, lo que motivará a que las mascarillas tipo N95 o quirúrgicas sean distribuidas para personal sanitario, pacientes con COVID-19 o con sospecha de infección, personas mayores de 60 años, pacientes con enfermedades crónicas y personas que cuidan a estos pacientes y no para la comunidad general. Para reforzar lo mencionado anteriormente, la OMS4 da los siguientes lineamientos para el uso correcto de las mascarillas: Antes de ponerse una mascarilla, lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.
Cúbrase la boca y la nariz con la mascarilla y asegúrese de que no haya espacios entre su cara y la máscara.
Evite tocar la mascarilla mientras la usa; si lo hace, lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.
Cámbiese de mascarilla tan pronto como esté húmeda y no reutilice las mascarillas de un solo uso. Para quitarse la mascarilla: quítesela por detrás (no toque la parte delantera de la mascarilla); deséchela inmediatamente en un recipiente cerrado; y lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón. Copyright © SIIC, 2020
Referencias
Klompas M, et al. Universal Masking in Hospitals in the Covid-19 Era. N Engl J Med. 2020;382(21):e63. doi:10.1056/NEJMp2006372.
Norma. UNE-EN 14683:2019+AC:2019. Mascarillas quirúrgicas. Requisitos y métodos de ensayo. Disponible en: https://www.une.org/encuentra-tu-norma/busca-tu-norma/norma/?c=N0062987. Acceso junio 12 de 2020. KHN. True Toll Of COVID-19 On U.S. HealthCareWorkersUnknown. Disponible en: https://khn.org/news/true-toll-of-covid-19-on-u-s-health-care-workers-unknown/ . Acceso junio 11 de 2020.
Organización Mundial de la Salud. Consejos para la población sobre el nuevo coronavirus (2019-nCoV): cuándo y cómo usar mascarilla. Disponible en: https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/when-and-how-to-use-masks. Acceso junio 11 de 2020.

Palabras Clave
enmascaramiento universal, hospitales, COVID-19, SARS-CoV-2, pandemia
Especialidades
I.gif   MI.gif         AH.gif   AP.gif   B.gif   CI.gif   E.gif   En.gif   MT.gif   N.gif   SP.gif   
Informe
Autor del informe original
ES Shenoy
Institución: Massachusetts General Hospital,
Boston EE.UU.

El Enmascaramiento Universal Aumentaría la Seguridad, el Bienestar y la Confianza de los Trabajadores de la Salud en los Hospitales
La mayor contribución de los protocolos de enmascaramiento universal en los hospitales sería reducir la ansiedad, más allá del papel que puedan desempeñar en la reducción de la transmisión de enfermedad por coronavirus 2019.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/163349


Comentario
Autor del comentario
Luis Del Carpio Orantes 
Instituto Mexicano del Seguro Social, Veracruz, México


Los profesionales de la salud principalmente médicos y enfermeras son el personal de primera línea combatiendo la actual pandemia de COVID-19 y son quienes tienen el riesgo de contagio inminente en todo momento.
La pandemia ha cobrado muchas vidas de estos profesionales sanitarios y todo parece indicar, además de algunos factores de riesgo propios del huésped, que el principal responsable es el deficiente equipo de protección personal otorgado por las instituciones, teniendo dichos profesionales que invertir de recursos propios para comprar equipo de protección adicional con miras a una mejor protección personal y evitar ser parte de la estadística de muertes.
El equipo de protección adecuado incluye gafas, mascarillas N95-N100 o respiradores N100 o P100 (o FFP2-FFP3), así como batas quirúrgicas o equipos de bioseguridad
tipo tyvek, aunado a guantes, gorros y botas desechables, muchas de las veces pese a este equipo aún existe riesgo de contagio. Un estudio que analizó la presencia viral en el equipo de protección personal de médicos tras exponerse a enfermos, demostró que el 31% de las muestras de guantes, 21% de las batas y 12% de mascarillas fueron positivas. Una vez retirado el equipo de protección especial, se tomaron muestras en la ropa interior y partes del cuerpo, demostrando presencia viral en las manos en 21%, cabello en 11% y cara en 7%. Dado lo anterior es importante la técnica de uso tanto en la correcta colocación como el retiro de las mascarillas y de todo el equipo de protección personal, ya que una técnica deficiente puede condicionar contagio del personal implicado.
La preocupación por el contagio del personal de salud es alta y se han diseñado algunas estrategias para intentar contener el riesgo de contagio, la experiencia acumulada en las diversas latitudes del mundo indican: pruebas de escrutinio para búsqueda del SARS-CoV-2 en el personal de salud cada determinado tiempo ya que existen los portadores asintomáticos que pueden condicionar contaminación y contagio, de igual forma estrategias de búsqueda intencionada de trabajadores con enfermedades crónicodegenerativas puede limitar la infección del personal con estas características, así como el uso rutinario de mascarillas lo cual es una práctica que ha demostrado cierta eficacia en limitar el contagio por vía aérea, sin embargo la mayor eficacia se da combinando los diferentes métodos comentados que ayudarían a una mejor contención de la infección intrahospitalaria y del personal de salud.
En resumen y como concluye el documento analizado, el enmascaramiento universal puede ser una buena estrategia para limitar el riesgo de contagio, incrementando la confianza del personal que labora directamente e indirectamente con los enfermos afectados por COVID-19, sin embargo, esta práctica debe acompañarse o ser parte de toda una conjunción de estrategias para tener una mejor efectividad en controlar los brotes hospitalarios, evitando así el contagio de los trabajadores de la salud y el riesgo de morbimortalidad que esto implica.

Palabras Clave
enmascaramiento universal, hospitales, COVID-19, SARS-CoV-2, pandemia
Especialidades
I.gif   MI.gif         AH.gif   AP.gif   B.gif   CI.gif   E.gif   En.gif   MT.gif   N.gif   SP.gif   
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